Música, teatro y magia son los grandes protagonistas de cualquier programación cultural. Sin embargo, en las carteleras de salas y teatros aparece cada vez con más frecuencia un género diferente, desenfadado y provocador: los monólogos de humor.
Esos espectáculos a veces transgresores, que se inspiran en situaciones cotidianas y que siempre arrancan carcajadas, son responsables de que la escena cultural y los espacios teatrales hayan experimentado una pequeña revolución y estén más vivos que nunca. Y no hay que olvidar su papel como dinamizadores de las economías locales.
Monólogos de humor, una tendencia al alza
La demanda de los monólogos de humor es enorme, cada vez mayor, y ha tenido dos consecuencias directas. La primera, que la oferta sea mucho más variada, con caras nuevas que piden paso y aportan una nota de frescura a un género en auge. La segunda consecuencia es que resulta prácticamente imposible que una sala no se llene de un público ávido de pasar un buen rato y liberar tensiones de la mejor manera posible: con muchas risas.
¿Pero cuál es la base del éxito los monólogos de humor? La conexión con el público. Si hay algo que consiguen los monologuistas es dar la vuelta a situaciones cotidianas con las que cualquiera se puede sentir identificado. Los monólogos son como la vida misma, pero desde un punto de vista gamberro: a veces hablan de la suegra, del jefe o de ese famosillo que se acaba de casar; otras lo hacen de nuestras actividades cotidianas, del gimnasio y hasta de las extraescolares de los niños.
Ese punto de vista cómico y a veces surrealista tiene el enorme poder de arrancar carcajadas a personas de lo más diverso. Y es ahí donde está otro de los ingredientes del éxito de los monólogos de humor, que son accesibles para todos, para mayores, para jóvenes y hasta para niños. No hay edad ni condiciones que impidan disfrutar de un espectáculo sencillo, pero que no solo hace llorar de la risa, a veces también reflexionar.
Un formato versátil, apto para cualquier escenario
Un escenario, un micrófono y uno o dos monologuistas que solo de vez en cuando utilizan algo de atrezo. El formato de los monólogos de humor es tan simple como efectivo. Por un lado porque aportan dinamismo y diversifican la oferta cultural. Por otro, porque permiten atraer a un público heterogéneo que es clave para llenar las salas. Y, en tercer lugar, porque cualquier sala, grande o pequeña, puede acogerlos.
No quiere decir, sin embargo, que no se necesite una cierta logística. Para que los monólogos de humor funcionen, al igual que ocurre con cualquier otro espectáculo, hay que pensar en mil aspectos, desde la luz y el sonido al control de accesos, a la gestión de barras, la seguridad o la publicidad. Por eso, lo más cómodo y razonable es contar con el trabajo y experiencia de empresas especializadas como Piturda.
Espectáculos de lujo con Piturda
En Piturda estamos siempre muy pendientes de todas las tendencias en el mundo de la cultura, el ocio y el espectáculo. Ese es el motivo de que nuestra oferta sea amplia y variada. De hecho, gestionamos más de cuarenta musicales y espectáculos para todos los públicos. Para los más pequeños, musicales como Aladdin, Tributo a Coco o La vaca loca y sus amigos. Para los más mayores, Chicago o We love 80&90s. Y si hablamos de monólogos de humor podemos mencionar entre otros a, David Domínguez, el raro de los 90, Miki Dkai o Ismael Lemais.
Contacta con nosotros a través del teléfono 630 52 16 72, de WhatsApp, nuestra página de contacto o del correo electrónico y te informaremos de los espectáculos infantiles, musicales o monólogos de humor que están en gira o lo van a estar próximamente. No esperes más, las fechas disponibles se agotan enseguida.